El Verdadero Amor: más que una emoción


Núm. 259 - Sábado 07 de Enero del 2012 - Año No. 6


El amor es sin duda una de las emociones más fuertes y placenteras que el ser humano puede experimentar. Millares de poetas, músicos y pintores han dedicado sus vidas tratando de captar, expresar y comunicar, a través de sus talentosas expresiones, el poder e influencia que el amor romántico ha tenido en sus vidas. Pero es importante hacer la siguiente pregunta: ¿Sabe usted lo que es el amor?  ¿Conoce la definición del verdadero amor? ¿Quién tiene la autoridad para definir esta emoción tan enormemente complicada? Yo diría que es difícil tratar de llegar a un consenso entre los humanos, ya que unos dicen una cosa y otros dicen otra. Al final, nadie puede definir lo que es en realidad el amor. Parece que lo más importante para los seres humanos es también lo más difícil de definir. Solo Dios, quien es amor, quien lo creó, quien lo comparte y expresa plenamente, es capaz de definir y enseñarnos lo que es. Cuando excluimos a Dios de la fórmula, suceden cosas increíblemente destructoras.

 


            Algunos definen el amor como “algo que se siente”, y que cuando te llega, pues… te llega, y no hay nada que puedas hacer para evitarlo, aunque estés involucrado con otra persona en ese momento. Estas personas ven el amor como si fuera una fuerza hechicera, misteriosa, que domina todo su ser, emociones, pensamientos y acciones… todo. Piensan que cuando uno actúa por amor, todo se justifica, aunque realice acciones verdaderamente egoístas y crueles.  Tal es el caso de quienes, dejándose llevar y engañar por sus definiciones personales y emociones sin control, hasta abandonan a sus parejas e hijos para unirse con otra persona, de la que “creen” estar enamorados, arguyendo que no pudieron evitarlo, porque encontraron el amor de su vida.  

Tristemente, tragedias como esta se realizan a diario en nombre del amor. ¿Es acaso el amor solo una sensación, un sentimiento tan fuerte que puede dominarnos y poseernos sin control? ¿Acaso puede más la emoción que nuestro intelecto y decisión propia? ¿Qué es esto que llamamos amor? ¿Cómo se busca y cómo se retiene una vez que uno lo encuentra? ¿Qué hacer si ya no lo siente? ¿Se puede recuperar? ¿Cómo luchar contra los deseos carnales, por amor a su pareja y su familia?

            La Biblia habla mucho acerca del amor.  La palabra de Dios revela y define el amor verdadero. Explica ampliamente que el amor no es solo algo que llega inesperadamente, sino que es una decisión mental. De hecho, una vez casado, es pecado no amar a su pareja; es pecado amar a otra persona, con ese tipo de amor romántico, fuera del matrimonio. Hablando a los hombres, Jesucristo definió como pecado de adulterio hasta el mirar a una mujer con codicia. En Mateo 5:28 dice: “Mas yo (Jesucristo) os digo, que cualquiera que mira a la mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.  Obviamente Dios espera que nuestras mentes sean más poderosas que nuestras emociones.  Obviamente Dios espera que ejerzamos el poder del auto-control para evitar desear, aún en el pensamiento, a otra mujer que no sea nuestra legítima mujer y esposa.

            El amor comienza en la mente, y es allí donde se preserva y crece a través de los años, a pesar de todas las circunstancias que puedan presentarse en la vida.  Por eso, el que posee el verdadero amor puede seguir fiel a su pareja, aunque esta enferme gravemente y se vaya deteriorando por la edad.  Por el verdadero amor de Dios, todo es posible.  ¿Sabía usted que, para los que estamos casados, el amor hacia la esposa es un mandamiento y requisito de Dios?  En Efesios 5:25-28 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella,  para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra,  a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.  Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama”.  También en Colosenses 3:19 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas”.  El amor no es opcional, sino que es un requisito de parte de Dios, por lo tanto, el amor tiene que ser algo más que una simple emoción. Dios nos enseña que el amor es algo que podemos y debemos actuar, demostrar y expresar por decisión propia. El amor es mas una decisión que cualquier otra cosa, y aunque las emociones son fuertes, el amor verdadero domina la emoción y va más allá que el corazón. Involucra el todo del ser humano, su mente además de su corazón.  

            No entender el concepto y fundamento del amor verdadero desde el punto de vista de Dios puede causar muchos problemas y dificultades devastadoras en su vida y matrimonio. Si uno tiene la creencia equivocada de que el amor es algo que llega y luego se desvanece a su antojo, puede pensar que buscarlo fuera del matrimonio se justifica. Si lo hace, estará cometiendo uno de los errores más dolorosos y angustiantes que el ser humano puede cometer, porque va en contra de su propia persona, y afectará directamente a su familia.

            La definición del amor que Dios describe es muy diferente a la definición de la mayoría.  Leamos la definición bíblica del amor en 1 Corintios 13:4-8: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido.  El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser...”.

            El verdadero amor es mucho más que la emoción o la atracción física. El amor verdadero, expresado desde el punto de vista del ser que se describe a si mismo como “amor”—porque “Dios es amor”—es una decisión mental. La definición bíblica, si se fija bien, explica también lo que no es el amor, para que podamos hacer el contraste. El verdadero amor no es injusto ni impaciente, no se irrita, no tiene envidia, no es jactancioso ni arrogante, no busca lo suyo, no hace nada indebido, etc. Para poder profundizar en nuestro entendimiento de lo que es y significa el amor verdadero, hay que comprender también lo que no es. Si hacemos esto, estaremos en buen camino de encontrar el verdadero amor de Dios en nuestras vidas.

            El verdadero amor de Dios también exige ser paciente y bueno ante las adversidades y pruebas difíciles de la vida; nunca paga mal por mal (Romanos 12:17; 1 Tesalonicenses 5:15).  Quienes pueden hacer esto amarán como Dios ama. El apóstol Lucas nos muestra que Dios es bueno hasta con los perversos, nos dice: "Antes bien, amen a sus enemigos, y hagan bien, y presten no esperando nada a cambio, y su recompensa será grande, y serán hijos del Altísimo; porque El es bondadoso para con los ingratos y perversos” (Lucas 6:35).

Al final de cuentas, el amor nos define, nos da propósito y nos permite nacer de y conocer a Dios.  El que no ama con el verdadero amor, no conoce a Dios. ¿Qué tan terrible es esto? Dediquémonos pues a comprender y entender lo que es el verdadero amor. Esa clase de amor solo puede ser definido por el autor del amor. Solo Dios lo puede definir y revelar. Busquemos en Dios el verdadero amor, porque le pertenece, y fluye de él. Concluyamos con las palabras del apóstol Juan, quien es conocido como el apóstol del amor.  Él nos dice: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”  (1 Juan 4:7-8).