Segunda Parte


Núm. 196 - Sábado 16 de Octubre del 2010 - Año: 4

(Viene del número anterior)

 

El ser humano necesita dos tipos de vínculos. Uno el que liga a su Creador, que creo el universo y en el coloco al hombre ubicándolo donde corresponde. El segundo es el vínculo que liga a los demás seres humanos, que fueron creados como él y vinieron al mundo como él. Solo contadas personas gozan el privilegio de un contacto permanente con el Creador mediante su intuición y sus sentimientos. La mayoría de las personas por lo general no tienen presente a Dios en su vida cotidiana y en sus actividades comunes. Por lo tanto los preceptos a cumplir vienen a recordarle constantemente al hombre, que hay un Dios, y a educarle a temer, a amar y a adorar a Dios. Otro tanto sucede respecto al vínculo del hombre con sus semejantes. Hay personas justas y piadosas, cuya actitud hacia sus congéneres es recta y considerada por su posición ética que surge naturalmente de su espíritu… aun con esta actitud puede demandarles ingentes sacrificios. Pero la mayoría de personas decepciona casi siempre, por lo menos en los momentos de prueba. Vienen entonces los preceptos que obligan al hombre, al que lo habitúa y lo educa a amar a su prójimo como a si mismo y a comportarse con el con justicia, beneficencia y amor fraternal. Cada uno de estos principios es por si mismo sumamente importante. Ambos conjuntamente lo son doblemente, por cuanto están entrelazados y entretejidos el uno del otro para formar un tejido en cual cada hilo, cada fibra, es un estrecho lazo que vincula a la vez al hombre con su creador y al hombre con su prójimo.

 

 

Concluimos diciendo que la unidad de la Biblia es indivisible. El cumplimiento de los preceptos del hombre para con su Creador son la centralidad de la palabra de Dios, asimismo no puede ser integro sin el complimiento de los preceptos del hombre para con su prójimo, sin el cabal cumplimiento de los preceptos para con Dios. Este vinculo de preceptos del hombre para con Dios y para con el prójimo aparece en mucho lugares de la Biblia. (Éxodo 22:19-30; Levítico 19).

 

El hombre esta obligado por la palabra de Dios a cumplir en todos lo aspectos que marca la biblia, sin caer en lo rutinario, ni en la comodidad. Todo lo que se hace tiene que ser con la única intención de agradar a nuestro Creador, pero con plena conciencia y con todo el corazón.

 

Diac. Jesús Guerrero

México, D.F.