Núm. 201 — Sábado 20 de Noviembre del 2010 — Año: 5


"La vida y la muerte dependen del poder de la lengua" (Proverbios 18:21).

CUIDA TUS PALABRAS:

Si estamos escribiendo un artículo para publicar, siempre nos aseguramos de escoger las palabras cuidadosamente. Incluso a veces pedimos a otras personas a corregir lo que hemos escrito. Es crucialmente igual de importante que cuidemos todo esto cuando hablamos con otra persona, no importa si es un niño, señora, señor, anciano, pobre, rico, etc.

 

Nuestras palabras al oyente pueden crear sentimientos de regocijo, amor, cercanía, gratitud e incluso una radiante felicidad,… la lengua de los sabios es medicina (Proverbios 12:18). Nuestras palabras pueden: Reconfortar, inspirar, motivar, elevar, etc. Porque: Plata escogida es la lengua del justo (Proverbios 10:20). Cuando no se cuidan estos detalles en nuestras palabras pueden crear sentimientos de dolor, tensión y enojo, etc.

¡Escojamos cuidadosamente nuestras palabras al momento de hablar!

 

EL TONO DE VOZ:

El tono de voz, es otro de los detalles que debemos tomar en cuenta siempre. Cuando no tenemos una modulación en nuestra conversación parecerá, que estamos gritando, regañando, o simplemente todo lo contrario, que no nos escucha nuestro oyente, que nuestras voz carece de convencimiento, etc.

El que escucha siempre es más sensible y está más consiente del tono de voz que el que habla. Cuánto más consiente estemos de nuestro tono tono de voz y el efecto que éste tiene en el otro, más fácil será para nosotros reconocer cuando hay un cambio en nuestro tono de voz.

 

Una manera de darnos cuenta del tono de voz es pedir a nuestro receptor una reacción, diciendo: "si mi tono de voz te tensiona alguna vez, por favor házmelo saber. Y cuando te gusta un tono de voz en especial, dímelo". Claro, no con todas las personas tenemos que hacer esto, pero si con las personas con quienes convivimos diariamente, como nuestros padres, hermano (a), hijo (a), esposa (o), amigo (a), etc. Y esto mejorará nuestra conversación con otras personas.

 

PALABRAS DE RESPETO:

Nosotros tenemos una obligación de ser extremadamente cuidadosos de no hacer o decir algo que constituirá incluso un menor desliz respecto del honor y el respeto debido a otra persona. Actualmente ya no se ve el respeto en la sociedad, la comunicación entre las personas es un caos total. Palabras de doble sentido, altisonantes, de morbosidad, son los que imperan el hablar entre una persona a otra, es aquí donde el ejemplo de Salomón cobra vigencia, en estos tiempos en que nos encontramos donde el habla y la comunicación parece que han perdido sentido: Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escritura recta, palabras de verdad (Eclesiastés 12:10). Si alguien nos insulta, debemos tolerar lo que nos dice y tratar de ser agradables con la otra persona.

Por supuesto, esto no es un nivel fácil de alcanzar. Toma mucho trabajo y esfuerzo entrenarse a uno mismo para ignorar los insultos de otros, porque la carnalidad es más fuerte que lo espiritual y más de una ocasión podemos caer es esta situación. Sin embargo, al darnos cuenta de que somos un alma (ser), debemos tener conciencia de que hemos sido creados a imagen de Dios. ¿Por qué esto es importante? Porque tolerar insultos es parte del mandamiento de imitar a Dios, quien nos da vida, incluso cuando nosotros hacemos cosas que están en contra de Su Voluntad.

Hoy, si alguien nos insulta, pensemos de la siguiente manera: los insultos de otras personas no nos causan daño realmente. Y esto no nos da ningún derecho de actuar y hablar de la misma manera que la persona que nos faltó el respeto, o nos insultó.

 

Amado hermano (a), cada vez que hablemos, y usemos nuestra expresión con nuestros semejantes, hagámoslo como seres que tenemos conciencia, y que en nuestras palabras exista el temor al Eterno Creador, El Ser Superior a quien tenemos que imitar en todo momento. Finalmente decimos ¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? muestre por buena conversación sus obras en mansedumbre de sabiduría. (Santiago 3:13).

 

Por Abiel Hernández Florez