Lo que le pertenece a Dios

Primera Parte


Núm. 237 - Sábado 6 de Agosto del 2011 - Año No. 5


 Cuan grande es el poder de Dios, y su grandeza lo vemos en todo lo que el ha creado, todo lo que vemos con nuestros ojos, y tocar con nuestras manos, lo que tenemos, incluyéndonos a nosotros, le pertenece a Dios. 

 


Nada de lo que vemos es nuestro, nada de lo que poseemos nos pertenece. Dios es dueño sin excepción. El es dueño del cielo y de la tierra: He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella (Dt. 10:14). La humanidad con esmero se quiere adueñar con lo que es del creador, al el pertenecen los animales: Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud.” (Salmos 10:10-12)

El oro y la plata le pertenecen, es suya la riqueza: “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:8), incluso nuestros cuerpos y nuestra vida: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. (I Corintios 6:20).

 

Nuestro Dios nos ha llamado para que seamos los mayordomos y de esa manera tenemos que actuar: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus viene (Mateo 25:14).

 

            4          Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,

Y el hijo del hombre, para que lo visites?

            5          Le has hecho poco menor que los ángeles,

Y lo coronaste de gloria y de honra.

            6          Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;

Todo lo pusiste debajo de sus pies:

            7          Ovejas y bueyes, todo ello,

Y asimismo las bestias del campo,

            8          Las aves de los cielos y los peces del mar;

Todo cuanto pasa por los senderos del mar.[1] (Salmos 8:4-8)

 

El es quien nos da la fuerza para poder trabajar y adquirir todo lo que necesitamos, el es quien no enriquece: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”[2] (Deuteronomio 18:18); La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.[3](Proverbios 10:22).

Pero también nos exhorta a no tener amor al dinero, porque esto puede desviar al hombre del camino de Dios: Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos.[4] (I Tomoteo6:10).

Pero si podemos pedirle lo necesario para nuestros gastos y para alimentarnos:

            7          Dos cosas te he demandado;

No me las niegues antes que muera:

            8          Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí;

No me des pobreza ni riquezas;

Manténme del pan necesario;

            9          No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová?

O que siendo pobre, hurte,

Y blasfeme el nombre de mi Dios[5]. (Proverbios 30:7-9).

El quiere que seamos mayordomos fieles que verdaderamente hagamos conciencia de lo que Dios no da: Ahora bien, el que recibe un encargo debe demostrar que es digno de confianza [6] (I Cor. 4:2)

Hay que dar conforme a las bendiciones que el nos ha concedido: sino que cada uno llevará sus ofrendas conforme a los bienes con que el Señor su Dios lo haya bendecido.[7] (Deuteronomio 16:17), Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón[8] (Lucas 12:33-34).

 

Nuestro Creador es un gran proveedor para nosotros, nos da la vida, el sustento y el conocimiento de la verdad, como una demostración de su amor, no hace sus colaboradores. Lo que Dios nos pide no es porque lo necesite, sino para que recordemos la dependencia que tenemos en El, y para tener una Iglesia sólida y beneficiosa para nosotros.

 

Continuará en siguiente número...



[1]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[2]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[3]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[4]Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[5]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[6]Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[7]Dios Habla Hoy - La Biblia de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

[8]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.