EL VESTUARIO FEMENINO

Tercera Parte


Núm. 254 - Sábado 03 de Diciembre del 2012 - Año No. 6


“Ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros; porque os habéis despojado del viejo hombre con sus prácticas, y os habéis vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó”

(Col. 3:8-10)

 

APLICACIÓN

 

1. Hermana: La manera en que vistas tu cuerpo tiene consecuencias espirituales. Cada prenda de tu ropero puede convertirse en una semilla paraanunciar el amor de Cristo o incentivar el pecado. Para agradar a Dios o servir al mundo. Es en tu habitación donde se decide el sello de mundanalidad o espiritualidad 

de las cartas que se dan por medio de tu vestimenta. Por tanto, es importante que examines qué clase de sello estás timbrando sobre tu vestuario, si tienen la marca de la voluntad de Cristo o del mundo. Para estimularte considera esto: “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice… Jesús les dijo: El que me ama, mi palabra guardará.”

2. Hermana: Recuerda que eres una nueva mujer, has nacido de nuevo; tu vestuario debe ser para adornar tu nuevo nacimiento. En tu vestido como en tus actuaciones debe ser manifiesto tu regeneración, obrada en ti por el Espíritu de Gracia.  Tu actitud, tu diligencia y tu dinero, más que para adornar tu cuerpo con trapos, deben ser para adornar tu profesión de fe con buenas obras: “Ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de vuestra boca.

No mintáis los unos a los otros; porque os habéis despojado del viejo hombre con sus prácticas, y os habéis vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó” (Col.3:8-10). Entonces, cuando vayas a vestirte, que tu espejo sea la Palabra de Dios, o tu padre, o tu madre, o un hermano sabio que te pueda dar un justo consejo. No gastes, pues, tanto tiempo en escoger que ropa usar, sino que más bien te adornes con pudor y modestia, sin olvidar que por tu ropa debes anunciar las virtudes que Cristo ha puesto en ti.