UNA DIETA PARA EL ESPIRITU

2da. PARTE


Núm. 179  - 19 de Junio del 2010   -   Año: 4    

 


Empezamos con la segunda parte de este tema doctrinal, donde continuaremos viendo acerca de lo puro e impuro. ¿Sólo en nuestra alimentación es aplicable? ó ¿hasta donde a abarca este punto en nuestra vida?

 

Ciertas partes de los animales limpios están prohibidos, como la grasa y los órganos vitales.

Cuidar la alimentación es un mandamiento divino, comemos limpio porque Dios lo ordeno, y través de ella nos conectamos con Dios.

 

Distinguir entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer (Levítico 11:47) “Para hacer diferencia entre inmundo y limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.” es uno de los aspectos más amplios que el pueblo tiene que aprender a distinguir entre lo limpio y lo impuro, no solo en la comida, sino en todos los aspectos de la vida: Sexual, moral, ética, espiritual, etc.

 

La santidad en la Iglesia no significa el retiro solitario en la vida, la santidad no exige la auto negación de cualquier placer humano legítimo, ni la reprensión total de cualquier impulso corporal. Pero tampoco perdona la indulgencia. Glotonería y ebriedad fueron las características distintivas del hijo obstinado, rebelde e incorregible. (Deuteronomio 21:18-21), esas eran consideradas abominaciones.

 

La falta de auto control y la inclinación a satisfacer los propios deseos, sin tomar en cuenta sus méritos, su conveniencia o su legitimidad, fueron índice de debilidad espiritual y decadencia moral. La santidad significo y significa en convertirse uno en dueño de sus propias pasiones, de manera que sea la persona la que dirija y controle y no a la inversa.

 

La ley de la alimentación es un buen ejemplo de cómo el pueblo de Dios, eleva incluso los actos más mundanos, las actividades más rutinarias, hasta el nivel de una convivencia religiosa.

 

En razón de que la mesa es santificada por medio de bendiciones y plegarias que se pronuncian alrededor de ella y por lo que ocurre en ella (I Timoteo 4:5).  Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.  Se enseña al pueblo que: inclusive cuando se sienta a comer, debe tener conciencia, de su Señor y servirle con fidelidad.

 

De la misma manera que estaba prohibido llevar ciertos animales al altar de Dios, así mismo está prohibido hacerlo sobre nuestra mesa. Las leyes dietéticas constituyen otro ejemplo de cómo el pueblo de Dios insiste en que en todos tus caminos piensa en El: Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. (Proverbios 3:6)

 

Por Abiel Hernández Florez

Marzo del 2007