Fabricante de Excusas


Núm. 224 - Sábado 7  de Mayo del 2011 - Año No. 5


Pero él le dijo: “Un hombre hizo un gran banquete e invitó a muchos. A la hora del banquete envió a su siervo para decirles a los invitados: ‘Vengan, porque ya está preparado.’ Pero todos por igual comenzaron a disculparse. El primero dijo: ‘He comprado un campo y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes”. Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego que me disculpes”. Y otro dijo: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir”. Cuando volvió el siervo, le hizo saber estas cosas a su amo. Entonces el dueño de casa se enfureció y le dijo a su siervo: Ve pronto a las plazas y a las calles de la ciudad y trae acá a los pobres, a los mancos, a los ciegos y a los cojos. Luego dijo el siervo: Amo, se ha hecho lo que usted mandó, y todavía queda lugar.’ El amo le dijo al siervo: Ve por los caminos y por los callejones, e insísteles hasta que entren para se llene que mi casa. Pues les digo que ninguna de aquellas personas que invité probará mi cena. (Lucas 14:16-24).

 

Excusar: exponer o alegar causa o razones para disculpar a uno. Intento consciente de racionalizar un error cometido o defenderse de una acusación.  ¿Qué hizo Adam después de comer del fruto prohibido? Adam se excuso diciendo que la mujer se lo había dado a comer el fruto. Eva hizo lo mismo señalando que la serpiente lo había engañado y ella comió (Génesis 3:8-13) Como podemos ver desde el inicio de la creación y de la existencia humana el hombre usa la excusa para disculparse de un error cometido o en defensa de una acusación.

 

Se observa también en la reacción de los primeros padres de buscar un culpable a sus acciones (Job 32:2) La excusa es común en la conducta del ser humano, lo mismo le puede pasar a un empleado, un niño un ama de casa y hasta un hijo de Dios, hay quienes dicen que nunca han cometido un error en su vida por el que un pudieran dar una explicación o excusa (1ª Reyes 3:46).

 

La mayoría de la gente quiere dar siempre una buena imagen o impresión, si una persona se ve implicada en una mala acción que no es tolerada por los demás, esta tiende a fabricar una cuartada, que reduzca la negativa impresión que ha producido. Excusarse para proteger la imagen es algo que practica todo el mundo. Pero no es agradable a Dios (Eclesiastés 5:6)

 

El fabricante de excusas esta mas preocupado por evitar a que se descubra su responsabilidad que en prestar ayuda. Es el caso de una persona atropellado que se esta quejando que le duele alguna parte de su cuerpo y el conductor de automóvil en vez de socorrerla, se apresura a justiciarse ante la gente que observa y dice “No se que ha ocurrido, se me hecho encima, etc.”.

 

La excusa es un mecanismo inconsciente a través del cual una persona protege su imagen y reduce a si mismo la ansiedad que te produce una ocasión. Si no nos quitamos de nosotros esta tendencia, no podremos profundizar en las verdaderas causas de nuestros problemas. La constante protección de uno mismo impedirá conocer y encarar nuestras propias debilidades: Cuando alguien se ve tentado no diga que Dios lo tienta; porque a Dios no lo tienta el mal, y él no tienta a nadie. Pero a cada uno le viene la tentación cuando su propia pasión lo arrastra y lo seduce. Luego la pasión, después de haber concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez que se lleva a cabo, engendra la muerte. (Santiago 1:13-15).

 

Nosotros como toda persona, usa la excusa para evitar descubrir la falta de responsabilidad, justificándose en todas sus actitudes, por ejemplo: Llegar tarde a los servicios en la Iglesia, por no asistir regularmente a los cultos, por ofender a Dios, por no cumplir con los mandamientos, por no tener una buena relación con los hermanos, por no trabajar en la obra de Dios, por ser irrespetuoso, etc.

 

Lo mas importante que tenemos que tener en cuenta es que nadie lograra excusarse ante Dios por sus malas acciones, luchemos por superar esta flaqueza, recurramos a la humildad, a reconocer nuestros errores par ano hacerlos mas graves: si dices: “No sabíamos nada de eso”, ciertamente el que sondea los corazones discernirá [la verdad], el que vela por tu vida lo sabrá, él le pagará a cada persona lo que merezca. (Proverbios 24:12); El impío no gobierna más, ni los que le ponen trampas al pueblo. Porque, ¿quién le ha dicho a Dios: “Yo soportaré [mi castigo] y no volveré a ofender; enséñame tú lo que yo no pueda ver; y si hice maldad, no lo volveré a hacer”? (Job 34:30-32)

 

Aquella persona que posterga el llamado de Dios, puede perder las promesas que el Eterno promete… Pues les digo que ninguna de aquellas personas que invité probará mi cena. (Lucas 14:24). La respuesta a nuestro Dios, debe ser como la respuesta de Pablo, cuando recibió el llamado de Dios: Y él preguntó: “¿Quién eres, Maestro? Él respondió: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra a la ciudad, allí se te dirá lo que debes hacer”. (Hechos 9:5-6)

 

Tomado del Voz Juvenil