El tiempo, pedazo de nuestra vida


Núm. 259 - Sábado 28 de Enero del 2012 - Año No. 6


¡OH, si pudiéramos apreciar en todo su significado el valor del tiempo! Cada minuto, cada hora, cada día, cada año que pasa; no son mas que lapsos de tiempo que pudiéramos llamar pedacitos, pedazos, y grandes pedazos de nuestra vida que se nos escapan... sin tomarlo muy en serio, y sin poder remediar tampoco.

Si los hemos empleado bien se van... y si hemos hecho mal uso de ellos, también se van... a dar testimonio ante el Creador de lo que fuimos, de lo que somos; porque Dios es el dador del tiempo y demandará de nosotros si lo empleamos mal. “Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido”. Revelación 2:21.

“Cada anochecer morimos, y cada amanecer resucitamos; pues el sueño es un remedo de la muerte” –escribió alguien, y no está equívoco.

¡Cuántos se han entregado felices y contentos al reposo del sueño y no han vuelto a despertar!

A la verdad, mis amados hermanos, nuestras vidas no son mas que pedazos de tiempo. “Que sale como una flor y es cortado; Y huye como la sombra, y no permanece. Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará”. Job 14:2 y 5.

“El tiempo es precioso” –dice Fenelon; pero no se conoce su precio ó solo se conoce cuando ya es imposible aprovecharlo. Nuestros amigos nos piden el tiempo como si fuera de poca importancia, y lo concedemos con la misma facilidad que si no tuviera ningún valor. Muchas veces nos parece demasiado duradero y manifestamos el deseo de verle pasar con rapidez; es una locura. Día vendrá cuando un cuarto de hora nos parecerá mas estimable que todas las riquezas del mundo.

Dios, liberal pródigo de todo lo demás, nos enseña por la sabia providencia, cuán circunspectos debemos ser en el uso del tiempo, puesto que nunca nos concede dos instantes a la vez, y no nos dá el segundo sino reteniendo en su poder el tercero, sin que podamos tener la certidumbre de que lo recibiremos.

Salomón nos dice que hay tiempo de nacer, y tiempo de morir (Ecclesiastés 3:2), y podemos añadir que entre estos dos períodos está el lapso de tiempo de importancia infinita para nosotros; simplemente porque es nuestro tiempo

¿Estaremos haciendo buen uso de él? Aquel a quien nos esforzamos por seguir dijo hace muchos siglos: “Conviéneme obrar las obras del que me envió, entre tanto que el día dura: la noche viene, cuando nadie puede obrar. Entre tanto que estuviere en el mundo, luz soy del mundo”. Juan 9:4,5.

¡Aprovechemos el tiempo!

 

 Ministro Teodoro E. Martínez Morales