La Mujer Cristiana y su Conversación


Núm. 242 - Sábado 10 de Septiembre del 2011 - Año No. 5


“NO erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. 1ª a los Corintios 15:33.

 

Hermanos este consejo del Apóstol Pablo a los Corintios, lo debemos hacer nuestro, pues en la actualidad vemos con tristeza el hablar de la gente en general, porque al ir en la calle, en las tiendas, en lugares públicos, etc., oímos y vemos actitudes por demás vergonzosas, pues un vocabulario que anteriormente era casi exclusivo de los varones, y ahora ya no, pues vemos lamentablemente que también las jovencitas y mujeres maduras se expresan de esa manera, y esto es el resultado que en la actualidad se han ido perdiendo los valores morales, la educación, y sobretodo porque no han conocido a Dios.

 

Asimismo nosotros, que gracias a Dios hemos conocido el Evangelio, porque nos dice el Apóstol Pedro en su segunda epístola capítulo 1, versículo 10, que dice: “Por lo cual hermanos, procurad afirmar nuestra vocación y elección: porque haciendo estas cosas no caeréis jamás”.


Así es hermanos, estas cosas no deben suceder dentro de la Iglesia, sin embargo, quizá no hablemos con palabras inadecuadas como anteriormente señalé, pero hay dentro de la

Iglesia ciertos hermanos que murmuran de tal o cual hermano, o hacen comentarios inapropiados, o cuando un hermano se presenta en la Iglesia después de un tiempo, ciertos hermanos lo saludan y le hacen preguntas maliciosamente, que lejos de acercarlo o invitarlo a que vuelva, pues no le quedan ganas de volver, como dice en Romanos 14:4“¿Tu quién eres que juzgas al siervo ajeno?”.

 

Yo creo hermanos, que estas prácticas ya no deben existir, y menos dentro de la Iglesia, porque como dice en 2ª. Corintios 5:17“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron…..” y también nos diceEfesios 4:29“Ninguna palabra torpe salga de nuestra boca, sino la que sea buena para edificar”.

 

Así que hermanos, en el nombre de Cristo los invito para que reflexionemos y tengamos siempre una buena conversación con nuestro prójimo, como cristianos que somos.

Paz a vosotros.

 

 Hermana María Clemencia Herrera Rangel